Día 76 de vacaciones de mí. 1.570.632 pasos dados.
Estas dos últimas semanas he estado en la Amazonia. La selva me ha permitido estar bastante desconectado de todo, durante varios días no he tenido wifi y no he consultado redes sociales o medios de comunicación, por lo que no sé demasiado que ha pasado en el mundo. De todas maneras sí que me ha llegado como el movimiento #MeToo ha ido avanzando y ha tenido su acto grupal y mediático en los Golden Globes.
A la vuelta a Lima me he encontrado con este artículo titulado ¿Por qué ella no se fue?. En él sé explica uno de los múltiples casos que están saliendo a la luz estos meses, la acusación de acoso sexual a Aziz Ansari, actor y creador de la serie Master of none.
Leyendo el artículo pienso en uno de los aspectos que se presentan como más ambiguos alrededor de este tema, el consentimiento. Cuando leo los artículos y opiniones sobre acoso, abuso, violación… a veces quien escribe consigue que entiendas su punto de vista, pues siempre hay un punto de vista, un relato, aunque a priori no estarías de acuerdo, entonces me cuestiono ¿Cuál es mí punto de vista?
Mí relación con el sexo es complicada, esto ha hecho que en múltiples ocasiones me haya encontrado en una situación intima en la que no sabía si quería estar, los motivos han sido variados, pero pongamos como ejemplo estos tres:
- He salido una noche, he conocido a alguien y producto de una calentura temporal, hemos acabado en su casa o en la mía con la clara intención de tener relaciones sexuales.
- Con alguien que conozco mantengo durante un tiempo una relación de atracción y juego, una noche se alinea el deseo y después de unos besos furtivos, buscamos un lugar con la clara intención de tener relaciones sexuales.
- Después de una noche de fiesta, acabo en algún lugar con la clara intención de tener relaciones sexuales, aunque estoy claramente perjudicado a causa del alcohol y no tengo control sobre mis actos.
Cuando me he encontrado en alguna de estas situaciones y he querido parar, por la razón que sea; no estoy cómodo, creo que me estoy equivocando, me doy cuenta de que la otra persona no me atrae, la otra persona hace o dice algo que no me gusta, no consigo excitarme y tener una erección, recupero la lucidez dentro de la borrachera y quiero irme… Nunca me he encontrado una respuesta violenta, ni física, aunque reconozco que en mi caso con mi metro ochenta de altura y casi cien kilos de peso és difícil, ni psicológica. Supongo que en más de una ocasión a la otra persona le habrá molestado, se habrá sentido frustrada e incluso en algún caso, es posible que se haya enfadado, pero cuando he dicho o dado muestras de querer parar, hemos parado y no me he sentido presionado o violentado.
Entiendo que esto ha sido así porque estas situaciones se han dado siendo una mujer la que estaba conmigo, no tengo tan claro que hubiese pasado si sucede al revés, si yo fuera mujer y la otra persona hombre. No es verdad, creo que si lo sé, por todos los testimonios que van saliendo e incluso, por lo que alguna vez me ha explicado alguna amiga, en muchos casos el hombre no para, el hombre no entiende, o no quiere entender, el cambio de opinión, no comprende que las personas somos complejas y que algo como el sexo, es placentero, pero también delicado, por lo que uno puede decidir hasta donde se siente cómodo y hasta donde quiere llegar.
Es injusto generalizar, ya que al hacerlo seguro que se cometen injusticias, pero creo que los hombres, incluido yo, hemos de replantearnos algunas cosas, entre ellas nuestra capacidad de empatizar con la persona que tenemos delante, creo sinceramente que tenemos un serio problema para lograrlo.