La mesa era pequeña, la distancia era mínima entre ella y él. Era el momento de hablar. Solo necesitaba una fracción de segundo para decidir, tiempo fugaz. En su interior, el caos; la soledad, la pérdida, la muerte, la vergüenza, el miedo, el sexo, el valor, la sinceridad, la pareja, el futuro, la felicidad… Al final, la voz.
-¿Pedimos una ración de esas albóndigas suecas?